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¿Pagas por el cubata… y no por tus derechos?

@Sabiduriaaas | L’Observatori contra l’Homofòbia lanza las novedades del informe 2016 publicado el próximo marzo con la intención de actualizar la situación de la comunidad Lesbianas, Gays, Transexuales e Intersexuales. La asociación del colectivo nos cuenta las medidas que cree necesarias para garantizar los los derechos humanos contra la LGTBIfòbia

 

El presidente de L’Observatori contra l’Homofòbia opina que “a la sociedad LGTBI le falta tener consciencia de la importancia de los movimientos que apoyan a su comunidad”. Una asociación independiente debería de estar mayoritariamente subvencionada por sus miembros, no por el Gobierno de turno, según Eugeni Rodríguez y Giménez. ¡¿Qué pasa si nos toca un mandato de derechas?! Históricamente reacios a todo cambio, no propulsarían proyectos como el del observatorio. “Hemos tenido suerte en los últimos años de contar con Gobiernos de centros o izquierdas…”, señala el capitán del movimiento antihomofóbia. Se aclara la garganta y prosigue, haciendo un análisis de la situación en Catalunya: “a la gente no le importa pagar 15 euros por un cubata y le va la vida en pagarlos cada mes por movimientos como los nuestros”. Stop Homofobia, engendrado en Francia, tiene más de diez mil seguidores que pagan diez euros al mes. Si Barcelona ya es ejemplo mundial, la autonomía económica dispararía el progreso LGTBI.

OCH tiene por meta irradiar con más fuerza el movimiento no sólo a nivel local, sino también al nacional. Para ello es fundamental la autosubvención y la divulgación. “Vemos únicamente la punta del iceberg”, explica el jefe de la entidad LGTBI, “sólo denuncia un 16% de la gente que sufre agresiones homófobas”, por ello la expansión de instituciones especializadas independientes de las vías gubernamentales es muy importante, ya que las víctimas se sienten más cómodas cuando reciben un trato de igual a igual. La cifra también se debe a que muchas personas que han sido atacadas no lo saben porque no conocen sus derechos, un problema que agrupaciones como OCH tratan de resolver.

L’Observatori contra l’Homofòbia es un proyecto que tiró en adelante el FAGC, Front d’Alliberament Gay de Catalunya, durante la década de los 90’, aunque no se emancipó legalmente hasta el 2008 con el presidente actual. El impulso vino dado, sobretodo, a raíz del asesinato de la transexual indigente Sonia en la Ciutadella, 1991, con el fin de que la discriminación y las agresiones no quedaran impunes. Olvidadas.

En aquellos años, la situación barcelonina no era como la actual: “existía un movimiento skin muy fuerte”, según nos explica Rodríguez y Giménez. “Hace 40 años la policía te fichaba por homosexual, hasta el 91’ éramos enfermos y en el 96’ aún te detenían en Sitges”. La asociación empezó con una línea telefónica, más tarde una vía online y de ayuda psicológica, para orientar a las víctimas sobre cómo proceder con las denuncias. Finalmente ha establecido un sistema de observación permanente de ámbito nacional sobre la discriminación y la homofóbia.

Además cuenta con un equipo de abogados, psicólogos y sociólogos que se encargan de realizar continuos informes que detallan todas las agresiones homófobas que se dan en Cataluña, haciendo un exhaustivo análisis de la situación. Sin embargo ha decidido ser más exigente a la hora de recoger las denuncias con la implementación de la ley 11/2014, de la cual OCH fue uno de los principales impulsores. “Pediremos más seriedad para concluir con estudios más sólidos”, apunta Eugeni. Las novedades del informe, que se presenta a principios de marzo, apuntan que las agresiones y los insultos siguen siendo primeros en las listas de denuncias; aunque las quejas por insultos en las redes sociales y por los derechos sexuales reproductivos van en alza.

El jefe LGTBI ha aclarado que “es normal” que haya diferencia entre el número de denuncias que afirma haber recibido la entidad y la Conselleria de Bienestar Social y Familia de la Generalitat. Es cierto que el anterior Gobierno, CIU, no apoyaba la ley, hecho que puede haber influido en las cifras reveladas por los dos cuerpos institucionales. De todas formas al observatorio le llegan incidencias, lo cual no significa que tengan una salida legal definitiva. Además algunas se tramitan a nivel legal, a nivel civil, a través del Síndic de Greuges o mediante la nueva ley 11/2014.

“La evolución es muy positiva”, explica el presidente de la institución, que se enorgullece de admitir que en Barcelona somos “exportadores universales de derechos LGTBI”, teniendo en cuenta que España está en la cúpula de la aceptación homosexual. Aunque tal fenómeno sólo demuestra que los demás países van muy atrasados y no quita que nos quede “un largo camino a recorrer”. Debemos seguir luchando.

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